Los alimentos integrales, aunque gozan por norma general de una buena popularidad en la población, por tratarse de alimentos que son más sanos. Y ésto, no es algo en lo que se repare a investigar, ya que son las campañas publicitarias de determinados productos lo que nos hace asociar integral a light. Y aunque no es del todo cierta ésa analogía, no voy a negar que el consumo de alimentos integrales es mejor de lo que podamos imaginar en comparación con sus alternativas no integrales (por ejemplo, pan blanco vs pan integral).
Conociendo más a fondo los alimentos integrales
La mayoría de los alimentos integrales, tienen casi la misma cantidad de calorías que las refinadas, pero mucha más fibra, vitaminas y minerales. El índice glucémico es inferior, suministrando a nuestro cuerpo de forma más lenta nuestra energía, si energía lentamente, sin llegarnos a crear picos de insulina.
Deberemos recordad que los altos niveles de insulina no son para nada útiles para ayudarnos a eliminar grasa. la quema de grasas. Además, el elevado contenido en fibra nos crea una mayor saciedad, haciendo que tengamos menos hambre de lo habitual, controlando la aparición de saciedad.
En el siguiente artículo podemos comprobar un detallado análisis de un producto de Bimbo, el de rebanada de doble fibra. Podemos ver cómo el producto aparenta ser integral y sana, pero la realidad muestra algo diferente ya que se trata de pan blanco de harina refinada, pintado de marrón, con jarabe de maíz de alta fructosa, salvado de trigo y harina de avena, añadidos. Para ser más explícitos, contiene el equivalente a una cucharada de azúcar por cada dos rebanadas, sal añadida, e ingredientes incluso peores.
Con este tema, quiero ilustrar que aunque se revistan con la apariencia de ser alimentos sanos con la etiqueta de integral, sus componentes principales siguen siendo harinas refinadas, e incluyen ingredientes que distan mucho de ser saludables.
De ahí, que sea importante que leáis las etiquetas de detrás de los envases, en lugar de la publicidad que aparece en el dorso delantero, pues no deja de ser publicidad que busca captarnos. La trampa se extiende a casi todos los productos que podemos encontrar en cualquier superficie comercial de venta de alimentos. De hecho, con frases como que contienen aceite de oliva, buscan hacernos pensar que son muy saludables, cuando en realidad cuentan con un mísero 1% del mismo.
Los ingredientes, suelen aparecer con una determinada lógica, ya que lo hacen apareciendo de mayor a menor cantidad en el producto. Cuanto menos componentes, señal de que el alimento está menos procesado. Tampoco es negativo que nos fijemos en analizar los conservantes, colorantes, emulgentes, acidulantes, E-250 y todos sus enigmáticos familiares. Es cierto que el veneno está en la dosis y que hay algunos que son inofensivos totalmente, y que en la mayoría de los productos, contienen cantidades poco relevantes para incidir en nuestra salud.
No obstante, hay algunos peligrosos, para lo que os recomiendo el siguiente artículo, en el que podréis obtener más información sobre los mismos. Es importante que aprendamos a detectar cuáles de los principales compuestos nocivos, para no consumir alimentos que los incluyan.
En resumen, los alimentos integrales son una alternativa increíblemente buena para incluir productos de alta calidad orgánica a nuestra dieta, pero ojo, que no es oro todo lo que reluce, y debemos estar atentos para no caer en los ardides comerciales de la publicidad empresarial.
