Aunque seamos ser la persona con menos ego del planeta, pero no podemos negar que siempre vamos a desear tener un abdomen perfecto y si no es perfecto, por lo menos, que no tenga grasa. Cuando queremos quemar grasa, aquella que se cierne entorno a nuestro área abdominal es más compleja de erradicar, y se acaba tornando en algo realmente odioso y muchas veces hasta frustrante.
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¿Quién no quiere un abdomen plano? La gente desesperada por bajar de peso se lanza a adoptar medidas desesperadas como pasar hambre, tomar suplementos costosos o hacer la última dieta milagro que promete daros esa figura perfecta en 30 días.
Afortunadamente, la grasa del vientre es metabólicamente activa y más fácil de perder. El hambre y la privación de calorías, finalmente nos pasará factura si decidimos hacer locuras con nuestra alimentación, ganando incluso más peso del ganado por el efecto rebote.
