Apuesto, en que alguna ocasión, habéis escuchado que adelgazar rápido puede ser un problema. Especialmente, porque es uno de los responsables de ocasionar el efecto rebote. Realmente, en parte es cierto, pero no delo todo.
No voy a negar, que determinados tipos de las llamadas dietas milagro, te suelen indicar que se puede conseguir adelgazar rápido, siguiendo sus patrones alimenticios. Pero, no debemos asociar que la pérdida rápida de peso sea realmente mala. Si no que dependerá del tipo de estrategia que establezcamos.
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Nuestro peso corporal, depende de nuestra ingesta calórica total más que de las proporciones de los macronutrientes (cuántas de sus calorías provienen de carbohidratos, proteínas, grasas y alcohol). El aumento de calorías, como una variable independiente es más que suficiente para explicar la actual epidemia de obesidad (evidencia), sin tener que encontrar razones adicionales que refuercen este hecho.
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En problema que suele existir cuando alguien se pone a dieta, es que trata de conseguir hacerlo lo más rápidamente posible, ignorando los posibles efectos secundarios que pueda conllevar. Se buscan resultados, y se quiere que cuanto antes aparezcan, mejor.
A pesar de que, a nada que busquemos información, nos daremos cuenta de que adelgazar lentamente, y bajo un criterio nutricional bien organizado, es la mejor opción a largo plazo. De hecho, si vamos al médico especialista, lo que se nos suele indicar es que la pérdida de peso debe ser paulatina, procurando hacer caso omiso a las dietas milagro.
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Algo falla si estamos empleando todos nuestros recursos para perder peso rápidamente y no lo conseguimos. No estamos seguros de cuál es el fallo, pero algo nos está afectando a la hora de alcanzarlos.
Las ganancias de masa muscular o de tono muscular, no están llegando tan rápido como desearíamos, la grasa corporal permanece alojada en el abdomen y nuestros entrenamientos parecen no ofrecernos resultados.
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