Nos bombardean con información sobre el tema del fitness, nutrición y entrenamiento. Parece que la solución perfecta para que la forma correcta para conseguir nuestros objetivos sólo se puede encontrar en revistas o canales de deporte. Sin embargo, en realidad nadie tiene una solución real y efectiva para todas las personas.
Entonces, ¿cómo podemos evitar fallar? Pocas personas son las que son capaces de analizar a los fundamentos deportivos que pueden hacernos mantener los resultados a corto y a largo plazo. Son las pequeñas cosas que haces todos los días, a menudo sin darnos cuenta de ellas, las que marcan la diferente.
Para sacar el máximo provecho a nuestros entrenamientos y a nuestra dieta, tener buenos hábitos vitales que sean capaces de apoyarlos, es exactamente lo que le llevará hacia nuestra meta de forma más rápida. Vamos a echar un vistazo más de cerca cómo estos malos hábitos deportivos pueden tener un impacto en todas las áreas de nuestra salud y rendimiento.
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Malos hábitos deportivos – Cenas excesivas
La mayoría de las personas consumen la mitad de sus calorías diarias cerca de la hora de acostarse. La culpa de todo esto es a consecuencia de un día estresante, que a menudo nuestro cerebro utiliza la comida como forma de aliviar nuestra angustia emocional.
De acuerdo con un estudio realizado en investigación de la obesidad y la práctica clínica, esto puede aumentar sus niveles de azúcar en la sangre durante 24 horas, y crear una montaña rusa de atracones al día siguiente.
Todo se reduce a una mejor selección de alimentos y descubrir cómo funciona nuestro cuerpo. Por ejemplo, desayunos ricos en carbos de lenta absorción (como la avena), nos ayudan a controlar el apetito a lo largo del día; o evitar alimentos con una gran cantidad de azúcar que disparen los niveles de insulina, haciendo que tengamos hambre constantemente.
Malos hábitos deportivos – Escatimar sueño
La calidad del sueño es algo fundamental que tenemos que aprender a cuidar. Muchas personas no se dan cuenta de que duermen realmente poco. Vamos a dividir las alteraciones del sueño en dos categorías:
Dificultad para conciliar el sueño
Esto es sobre todo debido a, pero no limitado a, los niveles elevados de cortisol, la hormona del estrés. Una analítica de sangre puede ayudarnos a medir los niveles de cortisol, que puede decir si usted está instalando para cortisol alto mirando en su rutina nocturna. Trabajar hasta tarde, es el número uno de los mayores culpables. El estrés laboral nocturno, aumenta los niveles de cortisol antes de acostarnos.
Nuestro cerebro necesita tiempo para descansar y prepararse para dormir. Crear una rutina antes de dormir para señalar a nuestro cuerpo que es hora de dormir y darle tiempo para relajarse es una buena idea.
Bajar las luces, apagar los ordenadores cercanos, tabletas y teléfonos al menos una hora antes de acostarnos es un buen ritual. Los aparatos electrónicos emiten señales luminosas, que inhiben la producción de nuestro cuerpo de la melatonina, que es una hormona que nos ayuda a conciliar el sueño.
Despertarse durante la noche
Esto puede ser un signo de intolerancia a un alimento que causa un aumento en el cortisol durante la noche. La mejor opción para este caso, es mantener un diario de alimentos y buscar patrones en nuestra dieta que puedan interrumpir nuestro sueño.
Algunos sospechosos habituales son los productos lácteos, frutos secos, gluten, y el café. Este último, cuando se consume en grandes cantidades durante todo el día, puede hacer que nuestra calidad de sueño disminuya.
Malos hábitos deportivos – Desayunos de pobres
De los muchos malos hábitos, este es el que la mayoría de personas suele hacer mal, a pesar de que lo hagan. Las mayores excusas son la falta de tiempo y no sentir hambre.
Si nuestro presidente del gobierno tiene tiempo para desayunar, nosotros también deberíamos tenerlo. Está bien documentado que el tener un desayuno fuerte y denso en nutrientes, nos ayudará a quemar grasa y aumentar el metabolismo y la agudeza mental activos durante todo el día