Sin duda, el origen de esta pregunta deriva de la idea de que los hidratos de carbono simplemente se convierten en grasa, especialmente de hidratos de carbono que no se están utilizando.
Sin embargo, el hecho es que la conversión de hidratos de carbono en grasa, es un proceso llamado lipogénesis, que no se produce en un grado significativo (lo hace en roedores, que es tal vez el origen de este mito).
Lo primero que hace nuestro cuerpo es primero tomar las reservas de glucógeno en el cuerpo para ser llenado y después de tener un excedente de unos 700 a 900 gramos de hidratos de carbono en la parte superior de este en el transcurso de varios días, el cuerpo empieza a trabajar de modo significativa la lipogénesis, transformando los hidratos de carbono en grasas en grado significativo, como múltiples estudios han demostrado.
Un estudio que tira por tierra este mito, comparó un grupo que consumió la mayor parte de los hidratos de carbono por la noche contra un grupo que consumió la mayor parte de los carbohidratos durante el día, los dos grupos siguiendo una dieta de déficit calórico.
El grupo que consumió sus carbohidratos por la noche en realidad perdió más grasa corporal y mantuvo mejor la masa corporal magra al despertarse. La leptina, como ya muchos sabéis, es una hormona que se sintetiza por los hidratos de carbono y que envía una señal al cerebro sobre el estado actual de energía del cuerpo, afectando de este modo a una gran cantidad de otras hormonas de importancia para el estudio que nos ocupa: las hormonas tiroideas (responsables del metabolismo), testosterona (una clave factor de crecimiento muscular/mantenimiento).
El nivel de leptinas era más elevado en los que consumieron los hidratos de carbono por la noche, para que veáis lo que pueden llegarnos a afectar ciertos mitos.
Comer hidratos de carbono por la noche – Las calorías cuentan más
Las personas creen erróneamente, que restringir la ingesta de hidratos de carbono en la noche conduce a la pérdida de peso. Sin embargo, la razón de la pérdida de peso es en su mayoría probablemente debido a la reducción global de las calorías totales como resultado de la eliminación de los hidratos de carbono en momentos específicos en lugar de algún tipo de respuesta fisiológica especial no probados por la ciencia.
En otras palabras, siempre y cuando nuestra ingesta diaria de carbohidratos no sea superada, no tenemos porqué preocuparnos a la hora en la que deseemos consumir los mismos a lo largo del día.