Siguen habiendo muchas dudas, a día de hoy, si realmente la leche provoca cáncer. Aunque no todos tienen recelo sobre si la leche es tan nociva a largo plazo, sí que sigue existiendo un potente recelo sobre los posibles beneficios de la leche. Por lo que en este artículo, voy a tratar de despejar las dudas más habituales que surgen al respecto de la leche.
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Contexto actual
La leche y los lácteos es un grupo de alimentos duramente castigado por las nuevas tendencias nutricionales. La propia intolerancia a la lactosa de muchos sujetos, no ha hecho más que engordar esta idea. Y libros de importantes eminencias en diferentes ámbitos científicos como la geoquímica Jane Plant, indicó que curó su cáncer a raíz de dejar de tomar leche.
Por parte de nuevos estilos dietéticos, como la dieta paleolítica, se centran en restringir los lácteos. La base, es que nuestros antepasados no consumían este tipo de productos para sobrevivir. Y ante ese argumento, se justifican para negar su importancia.
Las razones que se suelen dar sobre que la leche es mala es que posee antibióticos u hormonas que la industria utiliza con el ganado. Indicando que se produce una degradación nutricional que ocurre durante la pasteurización. Al calentar la leche a temperaturas altas durante poco tiempo con objeto de eliminar microorganismos, se pone en duda la eficacia esterilizadora.
No obstante, para comprobar si realmente la leche provoca cáncer y otro tipo de problemas vamos a centrarnos en estudios epistemológicos. Es una de las mejores formas para acercarnos a la realidad sobre la posible lesividad de la leche. Gracias a los mismos, podremos encontrar una mayor prevalencia de esta enfermedad en sujetos que consumen leche.
¿La leche provoca cáncer realmente?
Voy a proceder a analizar algunos de los estudios más relevantes al respecto. Son de diferentes fechas, algunos de hace cerca de 10 años, pero lo importante es la aplicabilidad de sus conclusiones a día de hoy. Podemos considerarlos válidos a efectos explicativos.
Cáncer de mama: El estudio Dairy consumption and risk of breast cancer: a meta-analysis of prospective cohort studies, se encargó de revisar estudios sobre el cáncer de mama y los lácteos. Las conclusiones es que a mayor consumo se correlaciona con una menor incidencia de este tipo de cáncer.
C. Correctal: Pero, las conclusiones de otros estudios también refuerzan esta senda. En Dairy products and colorectal cancer risk: a systematic review and meta-analysis of cohort studies también los investigadores han concluido que un mayor consumo de lácteos está relacionado con menor cáncer colorrectal.
Cáncer de próstata: En un meta-análisis de de 2008 Dairy products, dietary calcium and vitamin D intake as risk factors for prostate cancer: a meta-analysis of 26,769 cases from 45 observational studies, tampoco se ha encontrado correlación entre los productos lácteos y el cáncer de próstata. En este caso, no redujo tampoco las probabilidades de padecerlo. Pero tampoco lo incrementó.
Cáncer de vesícula: Por último, en el estudio de Milk and dairy consumption and risk of bladder cancer: a meta-analysis tampoco se encontraron evidencias científicas sólidas que se relacionen entre tomar leche y el cáncer de vesícula.
Conclusiones: Los lácteos se asocian a un menor riesgo de padecer cáncer y a una mayor salud
Hay evidencias de peso al respecto de que la leche no provoca cáncer. Ahora bien, las investigaciones no paran de incrementarse al respecto y puede que en un futuro nuevos hallazgos arrojen más luz sobre este ámbito. Pero, con la información que actualmente gestionamos, en caso de no padecer ningún tipo de intolerancia, los lácteos y la leche no parecen ser malos en absoluto.
De hecho, como hemos podido comprobar ocurre al contrario. El consumo de leche presenta una gran cantidad de beneficios. Aunque las críticas respecto al consumo de lácteos parecen lógicos, como hemos podido comprobar no tienen un reflejo en las investigaciones epidemológicas que se han realizado.