Esto es un tema de conversación recurrente que suele surgir cuando acaba y empieza el año. Es habitual escuchar a la gente decir que va a plantearse perder peso, hacer ejercicio, dejar de fumar y otros muchos propósito, con la excusa del cambio de año.
Sí,sí, todos los propósitos marcados son muy loables y es admirable la determinación con la cual algunas personas tratan de cambiar aspectos mejorables de sus vidas. Pero el problema, es que el número de personas que acaba consiguiendo sus objetivos es pequeño a nivel comparativo.
¿Qué ocurre con estos propósitos? Pues que para tratar de cambiar algo con firmeza y resolución no es algo que debamos intentar conseguir con un convencionalismo social (como ya es este hecho) como el de el comienzo de año.
Además, hay un cierto pensamiento subyacente en nuestras mente, que los cambios de año vienen a significar también un cambio de ciclo vital. Y no tiene que ser así necesariamente, pues no es algo que dependa de un cambio de año, sino de nosotros mismos.
Así de fácil. Si queremos conseguir algo, pongámonos manos a la obra desde ya, y no esperemos a que acabe el año. Quiero adelgazar, pero me voy a esperar 3 semanas a hacerlo, es que me viene muy mal tener que hacer el esfuerzo en estas fechas». Bien, puedo entender esto cuando se aplica a los momentos señalados, ser compromisos difíciles de eludir a nivel gastronómico y no es sencillo lidiar con nuestra familia para que adapten a nosotros (lo cual entiendo).
Pero, restando las los días señalados, ¿qué excusa tenemos? Ninguna. Lo demás son pretextos que nos ponemos para postergar el duro hecho de tener que hacer años es que realmente no queremos. Si quieres conseguir un objetivo, ponte ya mismo, no demores lo que tiene que ser ineludible. O al menos, sé inteligente y selecciona un momento vital racional en el que puedas conseguirlo.
Si quieres ponerte en forma, momento de que empieces a centrar todos tus esfuerzos en dicha empresa. Es decir, planteadlo como sino hubiese fuerza tal en la tierra que fuese capaz de hacer quebrar vuestra voluntad para dicho propósito. Que para rectificar ante posibles adversidades contra las que no quepa opción de eludir, ya hay tiempo.
Pero, eso de que vamos a intentar hacer algo, en vez de hacerlo (no hay opción a fallo en tal empresa en nuestro lenguaje) no es algo válido. Cuando nos propongamos algo, hagámoslo con resolución inquebrantable. Por lo tanto, no es admisible esperar a que empiece un año para cambiar. Si realmente queremos algo, empecemos ya mismo a hacerlo.