En el artículo de hoy, vamos a tratar dos variables que siempre las hemos analizado en relación la ganancia de masa muscular, pero que nunca las hemos analizado de forma aislada. En este caso, vamos a tratar sobre el hecho de si se puede perder peso y ganar fuerza.
Pero a lo que estamos, ¿se puede hacer? A veces. Pero para la mayoría de la gente, suele apostar por hacer primero una cosa y posteriormente la otra. Es decir, la gente se centra, en primer lugar, en el entrenamiento y la dieta para conseguir ganar fuerza, para luego pasar a una fase de perder peso, manteniendo las ganancias conseguidas en la anterior etapa. sin lugar a dudas, es el método que mejor funciona.
Dicho de otra manera, si quieres adelgazar, tendremos que aceptar que no vamos a poder conseguir ningún aumento en la fuerza, o que los que se consigan, sean minúsculos. Trataremos, más bien, de mantener su actual fortaleza mientras que perdemos peso.
Si deseamos ser grandes y fuertes, entonces seguir una dieta para adelgazar no nos va a ayudar directamente a conseguirlo. Deberemos optimizar nuestra dieta y nuestro entrenamiento para lograr este objetivo.
Pongámonos en el siguiente caso: si dentro de un año, hacemos un análisis de nosotros mismo sobre cuáles serían los resultados conseguidos si nos especializásemos y si estuviéramos trabajando siempre a medio camino entre la obtención de fuerza y la pérdida de peso.
Os puedo asegurar, que las diferencias serían brutales, y no hablo de diferencias de 2,5-5 kg en algunos levantamientos, sino más amplias. Esto no sólo traduce mejores marcas, sino que indirectamente, provoca la ganancia de más masa muscular por las adaptaciones biológicas que el cuerpo consigue gracias al entrenamiento de fuerza.
Sin duda, merece mucho más la pena planificar los períodos de subida y bajada, que andar constantemente cambiando de alimentación por miedo a ganar grasa. Es algo que tenemos que asumir que puede ocurrir cuando seguimos una dieta para ganar fuerza y masa muscular.